domingo, 31 de marzo de 2013

Reflexiones sobre la Sociedad Contemporánea

Hasta el momento se han analizado tres tipos de textos:

1) Aquellos que mencionan el estado de la Sociedad Contemporánea.
2) Los que analizan los temas sobre la identidad.
3) Los que estudias temas políticos con una veta moderna.

La sociedad contemporánea, contempla muchas visiones, muchas formas de ser analizada: es compleja y cambiante.
El debate contemporáneo no se agota a partir de la comprensión de un autor o perspectiva, requiere de muchos matices y formas de estudiársele.


Uno de los textos más interesantes en lo que a temas contemporáneos de la Política, no puede faltar en la selección Norberto Bobbio.


LIBERALISMO Y DEMOCRACIA

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
Miguel de Cervantes[1]
El libro de Norberto Bobbio es una explicación sobre los términos “liberalismo” y “democracia” que nosotros muchas veces usamos, sin comprender los debates que han suscitado estos términos a lo largo de los siglos, mientras estas formas de concepción del Estado eran formadas.
La relación entre el liberalismo y la democracia, como explica Bobbio ha sido difícil, para resumirla en una frase: “ni contigo ni sin ti”, pues las diferencias de las que los más radicales hablan, son que para el liberalismo, la democracia evita que las personas sean realmente individuales y las convierte en un grupo.
La democracia es considerada como algo antiguo, ya en la Grecia de Platón y Aristóteles se hablaba de ella, como “el gobierno de muchos, de la mayoría o de los pobres [...] del pueblo”[2]; mientras que el liberalismo es algo moderno, surgido en principio de la idea que nosotros tenemos unos derechos naturales anteriores a la formación del Estado y que por tanto éstos derechos siempre deben ser cuidados por sobre cualquier otra cosa.
El Estado en el liberalismo sólo surge para proteger esos derechos naturales y por tanto, para que no exista un abuso del poder, es que se delimitan sus funciones, hasta llegar a lo conocido como “Estado mínimo”. Además, es concebido como un mal necesario, pues se considera al hombre como un depredador de los demás hombres y es por eso que se necesita de una institución que regule y cuide los derechos de todos.

“el Estado liberal nace de una contínua y progresiva erosión del poder absoluto del rey [...] racionalmente [...] es justificado como el resultado de un acuerdo entre individuos en principios libres que convienen en establecer los vínculos estrictamente necesarios para una convivencia duradera y pacífica”[3]

Existe por tanto un contrato en el que los hombres para convivir de manera pacífica creen un Estado que los regule y controle, pero siempre un Estado limitado, en donde sus funciones sean única y exclusivamente:

  1. La defensa de la sociedad contra los enemigos externos
  2. La protección del individuo contra las ofensas de otros individuos
  3. Ver por obras públicas que no podrían ser efectuadas si fuesen confiadas a la ganancia privada[4]
           
Pues de lo contrario, o mejor dicho, si el Estado interfiere en más asuntos que éstos, la libertad de los individuos se vería minada; si interfiriera en asuntos de índole privada, las personas dejarían de ser realmente libres sus derechos naturales se verían invadidos por la intromisión de este ente extraño y ajeno. “La doctrina de los límites de las funciones del Estado se basa en la primacía de la libertad del individuo frente al poder soberano”[5]
 Este liberalismo jamás estuvo contra la diversidad de opiniones, contra la variedad de propuestas; pues se encuentran que en la variedad está la mejoría, en la competencia se trata de optimizar las condiciones y es justo en la diversidad de opiniones en donde se ve el individualismo, pues más que una masa con los mismos pensamientos y emociones somos individuos, cada uno con una forma diferente de ver la realidad; siendo ésta una de las críticas que se hace a la democracia, pues ahí se conglomeran las personas para hacer un grupo compacto con las mismas ideas, promoviendo la colectivización.
Aunque recientemente una de las críticas que se le ha hecho al liberalismo fue la de considerar que existen “derechos naturales” y que por ello existe el Estado, para cuidarlos; en vez de éstos, el Estado existe por que hay algo llamado “utilitarismo” que dice que el Estado nace para proveer a la mayor parte de los individuos de felicidad (entendiéndola como carencia/ausencia de dolor) y que éste siempre va a procurarla pues resultaría no-natural buscar algo que provoque tristeza o dolor.
La democracia, por el otro lado es vista como un medio donde personas tan diferentes (como pobres y ricos) se juntan en pro de construir una sociedad más igual y de mejorar las condiciones de vida que existen y esto sólo se logra a través del voto en donde las personas eligen al representante que más le place; para realizar reformas y cambios en el Estado que beneficien a las personas, sino es que a todas, a una gran mayoría.
Ahora, la mejor democracia es la representativa, puesto que el territorio es muy grande para que haya una verdadera representación de cada uno; es por ello que se escogen a las personas que se creen están mejor capacitadas para tratar de mejorar la situación y que sea ésta más igual. Incluso para evitar que hubiera una tiranía de la mayoría, se propone que a los grupos minoritarios, que no ganaron las elecciones, tengan una participación en la toma de decisiones, es decir el cambio de una democracia, es decir pasar de un sistema de mayoría (en donde gobierna el que más votos tuvo) por el de representación proporcional, justo para que esas minorías eviten una tiranía sobre todos.
En una democracia, las personas pueden comentar sobre los problemas que los aquejan, demandar al gobierno que fue elegido por el pueblo para resolver sus contrariedades, pero muchas veces las demandas del pueblo son tantas que provocan una sobrecarga en el sistema, ocasionando como diría Habermas, un problema de legitimación, en donde a falta de resoluciones el pueblo deja de confiar en el gobierno.
Liberalismo y democracia, formas diferentes de ver un mismo tema, el Estado, la sociedad y los individuos.
El problema entre liberalismo y democracia, es que aunque ambas consideran que el individuo es lo más importante (son individualistas), lo que proponen que haga éste individuo en la sociedad es diferente, siendo muchas veces irreconciliable la visión que ambas posturas tienen:
La libertad e igualdad [...] son valores antitéticos , en cuanto no se puede realizar con plenitud uno sin limitar fuertemente el otro [...] individualista, conflictiva y pluralista la liberal; totalizante, armónica y monista la igualitaria. [...] La única forma de igualdad que no sólo es compatible con la libertad [...] es la igualdad en la libertad.[6]

El liberalismo considera a la sociedad como un conjunto de personas que por medio de un agente regulador es que se llevan de manera armónica; mientras que la democracia, considera por su parte a la sociedad como el producto de la unión de personas en búsqueda de una mejor forma de vida, lograda por medio de el gobierno que ellos mismos eligieron.

El liberalismo [...] reivindica la libertad individual tanto en la esfera espiritual como en la económica contra el Estado; la otra reconcilia al individuo con la sociedad haciendo de la sociedad el producto de un acuerdo entre individuos[7]

La verdad es que a pesar de las diferencias inherentes a su forma de concebir al Estado y a la sociedad, es que en la actualidad un Estado no puede considerarse liberal sin ser democrático al igual que un Estado democrático no puede serlo sino es liberal. Es en el respeto de los derechos naturales que nosotros somos libres y una de nuestras mayores libertades es poder escoger a los que por medio de un contrato nos van a gobernar, mientras nosotros cedemos un poco del poder que tenemos en aras que esos gobernantes hagan el mejor de sus trabajos.
Ahora, existe una nueva unión entre ambos ideales, con la aparición del socialismo, en donde se condena al liberalismo como la causa por la cual existen las diferencias entre las personas; mientras que utiliza a la democracia y explica que gracias a ella, por medio de un proceso natural, se llegaría a la sociedad socialista.
Muchos consideran a la ideología socialista como una ideología anti liberalista; ya que el socialismo pugna porque el Estado intervenga en todos los aspectos controlándolos, creando con ello como ya  vimos una “dictadura del proletariado” que haría que después el Estado comenzara a desaparecer es por ello que a pesar de las diferencias con la democracia, se ha tratado de unir frente a esta nueva ideología.


Interesante libro sobre las diferencias de dos términos que muchas veces consideramos como incluyentes uno en otro y que si nos ponemos a analizar, desde sus orígenes son mucho pero muy diferentes. Entre lo que encuentro más interesante es ver cómo estos términos ahora tratan de complementarse y de coexistir como parte de lo mismo.

Bibliografía

§     Bobbio Norberto (tr. al español por José F. Fernández Santillán), Liberalismo y Democracia, Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 11° reimpresión, 2006,  p.7-109
§     Eco, Umberto, Cómo se hace una tesis, Gedisa Editorial, Barcelona España, 8ª reimpresión,  2006, p.163-182
§     Perales O., Laura Elena; et al, Como realizar y presentar trabajos académicos,  México, Tecnológico de Monterrey [campus Ciudad de México], 1ª edición, Pp. 10-14.

Ciberografía
§     (Desconocido). 2006. Citas sobre el liberalismo [Electrónico]. Página de liberalismo.org http://www.liberalismo.org/citas/C/  [Recuperado el 22 de noviembre de 2006 en Google]



[1](Desconocido). 2006. Citas sobre el liberalismo [Electrónico]. Página de liberalismo.org http://www.liberalismo.org/citas/C/  [Recuperado el 22 de noviembre de 2006 en Google]
[2]Bobbio Norberto (tr. al español por José F. Fernández Santillán), Liberalismo y Democracia, Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 11° reimpresión, 2006,  p.32
[3] IBID p.14-15
[4] Adam Smith en Bobbio Norberto “Liberalismo y Democracia”, p.24
[5] IBID p.25
[6] IBID p.41
[7] IBID p.51

Formas de Gobierno


Dentro del debate contemporáneo, la forma de hacer política resulta medular. Sin embargo, mucho de lo que ahora se dice está pensado desde Aristóteles.
 
FORMAS DE GOBIERNO
De acuerdo con el texto de la “Política” de Aristóteles, las personas somos por naturaleza seres políticos, (“zoon politikón”) y por lo mismo buscamos la organización política que más nos conviene; siempre estamos tratando de organizarnos en grupos desde la familia hasta la sociedad, siendo la ciudad el fin de la evolución de la sociedad.
Aristóteles considera, a diferencia de los ilustrados, que el Estado es anterior por naturaleza a la familia y a cada individuo “el todo es antes que las partes”. El Estado es creado por los hombres, porque los hombres poseemos una única característica que nos diferencia de los demás animales, el lenguaje; es gracias a éste que nos podemos comunicar con los demás para saber lo que es bueno y lo que es malo.

El hombre es por definición un animal político; por eso, aun cuando no necesiten la mutua ayuda los hombres, no menos buscan la convivencia. [...] Pero también se reúnen simplemente para vivir y constituyen la comunidad política.[1]

Es a través del Estado que las personas pueden perfeccionar sus virtudes y arrancar los vicios y es a través de las formas de gobierno justas que esto se lleva a cabo; mientras que con las formas de gobierno injustas esto no se logra, puesto que los que gobiernan no velan por el bien colectivo, sino que lo hacen por el propio.

Es evidente, desde luego,  que todos los regímenes que miran por el bien común son recto, desde el punto de vista de lo absolutamente justo, y que cuantos atienden sólo a lo particular de los gobernantes son erróneos y todos ellos desviaciones de los regímenes rectos, pues son despóticos y la ciudad es comunidad de los hombres libres.[2]

Existen diversos regímenes políticos (forma de organización de la ciudad), de los que hay gobiernos unipersonales en donde una persona es la que gobierna y puede ser justa como la monarquía o injusta como tiranía; un gobierno de pocos donde la justa es la aristocracia e injusta como la oligarquía y un gobierno de muchos la república es la justa y la injusta la democracia, cuando lo que le interesa es el bien sólo de los pobres.

De los gobiernos unipersonales solemos llamar monarquía al que vela por el bien común; al gobierno de pocos, pero de más de uno, aristocracia (bien porque gobiernan los mejores [áristoi] o bien porque lo hacen atendiendo a lo mejor [aristón] para la ciudad y para los que forman su comunidad); y cuando la mayoría gobierna mirando por el bien común, recibe el nombre común a todos los regímenes políticos: república (politeia) [...] Desviaciones de los citados son: tiranía, de la monarquía; la oligarquía, de la aristocracia, y la democracia, de la república. La tiranía, en efecto, es una monarquía orientada al interés del monarca; la oligarquía, al de los ricos, y la democracia, al interés de los pobres[3]

En general se puede hablar de dos regímenes políticos, la democracia y la oligarquía, pues de ellos se derivan todos los demás; aunque se puede hablar de otros dos regímenes: la aristocracia y la monarquía, existe un quinto, que es la fusión de todos los anteriores, pero como es muy difícil de encontrarlo casi no se toma en cuenta, ese régimen se llama politeia.
Hay diferentes tipos de democracia; ya sea si es el pueblo el que tiene todo el poder y así se toman decisiones, si se basa en la igualdad, si no hay diferencias entre las personas, sean ricas o pobres.

La primera democracia es la que se funda sobre todo en la igualdad; e igualdad según la ley de dicha democracia consiste en no sobresalir más los pobres que los ricos [...] otra, que se establezcan las magistraturas a partir de las rentas [...] Otra forma de democracia consiste en que participan todos los ciudadanos que no tienen que dar cuentas, pero gobierna la ley. [...] Otra forma de democracia consiste en dar acceso a las magistraturas a todo el mundo con la única condición de ser ciudadano.[4]

Existen también diferentes formas de oligarquía de acuerdo a sus características distintivas (a si es hereditario el mandato, si mandan los ricos, etc.).
El mejor régimen para Aristóteles es el de la aristocracia, pues en el gobiernan los mejores; los que sobresalen por sus virtudes y no por herencia o por riqueza (como se ha pensado en épocas más recientes).



Bibliografía
§     Aristóteles (tr. al español de Carlos García Gual y Aurelio Pérez Jiménez), Política, Alianza Editorial, 5° reimpresión, 2006, México, p.116-197


[1] Aristóteles (tr. al español de Carlos García Gual y Aurelio Pérez Jiménez), Política, Alianza Editorial, 5° reimpresión, 2006, México, p.128
[2] IBID p.129
[3] IBID p.130
[4] IBID p.168

viernes, 29 de marzo de 2013

El perfil del hombre y la cultura en México

Con este trabajo inician una serie de ensayos sobre la identidad del mexicano. Es interesante leerlo y comprender cómo han cambiado las circunstancias con las cuales se permite analizar este proceso sobre lo mexicano.


EL PERFIL DEL HOMBRE Y LA CULTURA EN MÉXICO (1934)

“Todo pensamiento debe partir de la aceptación de que somos mexicanos y de que tenemos que ver el mundo bajo una perspectiva única, el resultado de nuestra posición en él”
Samuel Ramos.

El desarrollo de nuestra cultura, explica Ramos, es derivada de diversos pensamientos; en nuestro caso, hemos llegado a aceptar de tal manera lo que los demás dicen, que nos autodenigramos no creyendo que nuestras ideas sean las mejores. Además, “los fracasos de la cultura en nuestro país no han dependido de una deficiencia de ella misma, sino de un vicio en el sistema [...] tal vicio es la imitación”[1].
Imitamos porque creemos que tal creencia debe ser imitada; con ello nosotros ocultamos la incultura que permea la sociedad. Desde la Constitución de los Estados Unidos hasta la forma federalista.
La importación de la cultura, tiene como defecto además que no la asimilamos, la tomamos como única y la intentamos incrustar en la realidad mexicana. “Para que podamos decir que en un país se ha formado una cultura derivada, es preciso que los elementos seleccionados de la cultura original sean ya parte inconsciente del espíritu de aquel país”[2].
La manera en que se transplantó la cultura proveniente de España, fue por la religión y el idioma. “Nos tocó el destino de ser conquistados por una teocracia católica que luchaba por sustraer a su pueblo de la corriente de ideas modernas que venían del Renacimiento”[3]. Esto es importante, porque tampoco en la ideología española existe una noción de hacer a sus colonias independientes, que se bastaran por si solas, el propósito era explotarlas.
[...]resulta una paralización en el desarrollo de la Nueva España; todo se consolida, pero todo el consolidarse queda, digámoslo así, amortizado en la rutina y en el statu quo: el siglo XVII es un siglo de creación; el siglo XVIII es de conservación; el siguiente es de descomposición.[4]
La burocracia se convirtió en un lastre que no producía pero sí consumía. La decadencia de España acentuó los vicios de organización. La inercia y el costumbrismo hicieron que en Nueva España no hubiera un movimiento de cambio y renovación.
Desde comienzos del s. XIX el futuro del país quedó en manos de unos pocos que tomaban como iniciativa las ideas modernizadoras que imperaban en otros países. Seguramente los mexicanos podían tomar las riendas intelectuales, pero como nunca habían tenido la oportunidad de pensar, no estaban seguros. “Sin experiencia de la acción libre, a las primeras dificultades que encuentran se manifiesta en ellos un sentimiento de inferioridad”[5].
El mestizo es el que, en el siglo pasado, toma las riendas del país. Es a Francia a quien decide imitar. “La pasión política actuó en la asimilación de esta cultura, del mismo modo que la pasión religiosa en la asimilación de la cultura española”[6]. Cosa interesante, el país más avanzado en aquellas épocas era Inglaterra, pero el modelo elegido fue otro.
Nuestra manera de probar este sentimiento de inferioridad es, porque cuando iniciamos nuestra vida como nación independiente, muchas otras ya nos llevaban la ventaja, eran pues mejores que nosotras.
Existen entonces, muchos personajes que caracterizan este sentimiento, el pelado que insulta y exalta su virilidad, porque en realidad es la única manera que encuentra para no sentirse menos que el otro; el mexicano de la ciudad que desconfía naturalmente de todos y juzga como inútil todo conocimiento, que de manera despectiva llama “teorías” y por último el burgués que siendo cultivado se siente inferior por el simple hecho de ser mexicano.
Para crear una cultura, debemos comprender el carácter mixto de nuestra sociedad, el problema surge cuando nos hemos forjado una imagen distinta de lo que en realidad somos. 
La enseñanza de la cultura tiene un considerable rezago, producto de la Contrarreforma, y fueron los clérigos aquellos que se encargaron de impartir las ideas de modernidad que provocarán el movimiento de Independencia. Con la Reforma, existe una separación del Estado con la Iglesia y la formulación de una nueva Constitución.
Se funda la Escuela Preparatoria, por Gabino Barreda; con una propuesta positivista, para que surja una nueva generación mexicana. “A falta de una religión, las clases ilustradas endiosan a la ciencia”[7]. Contra este tipo de pensamiento, nace el Ateneo de la Juventud, que pretende renovar las bases filosóficas de la educación oficial.
Todo lo anterior generó una controversia, frente a los intelectuales, la gente prefería una enseñanza pragmática, por ello se llega a decir que existe un abandono de la cultura. Después se da un cambio en la concepción:
El despertar del “yo” nacional tiene en México un origen biológico. El fracaso de múltiples tentativas de imitar sin discernimiento una civilicación extranjera, nos ha enseñado con dolor que tenemos un carácter propio y un destino singular, que no es posible seguir desconociendo. Como reacción emanada del nuevo sentimiento nacional, nace la voluntad de formar una cultura nuestra, en contraposición a la europea. Para volver la espalda a Europa, México se ha acogido al nacionalismo... que es una idea europea.[8]
Para imprimir a nuestra cultura de un nacionalismo específico, se debía conocer al mexicano; no se ha logrado, porque ver lo que realmente somos, es un proceso doloroso, sabernos que nos sentimos inferiores. “Pero no hemos logrado formar una cultura nuestra, porque hemos separado la cultura de la vida”[9]. Toda cultura debe ser elaborada para el perfeccionamiento humano, esa es su finalidad última.
Un proceso en el cual nos damos cuenta de nuestro sentimiento de inferioridad, provoca un individualismo desmedido, poco sentimiento de acción colectiva y al final, un abuso desmedido del poder. “En general, los mexicanos se interesan en la política porque en ellos se encuentra exaltada la voluntad del “poderío””[10].
Comprendiendo todo lo anterior, tomando una verdadera posición de quienes somos y las posibilidades reales de nuestro porvenir, podremos construir nuestra cultura.

Bibliografía
RAMOS. Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México, UNAM, 1963.



[1] RAMOS. Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México, p.28
[2] Ibid, p.36
[3] Ibid, p.37
[4] Ibid, p.43
[5] Ibid, p.52
[6] Ibid, p.57
[7] Ibid, p.101
[8] Ibid, p.117
[9] Ibid, p.132
[10] Ibid, p.178

La jaula de la melancolía

Este libro sigue la misma línea discursiva de Octavio Paz: ¿Quiénes son los mexicanos? Me gusta analizarlo sobre todo después de las problemáticas que plantea Castells en "El poder de la identidad"


LA JAULA DE LA MELANCOLÍA (1986)

Los estudios sobre “lo mexicano” constituyen una expresión de la cultura política dominante
Roger Bartra.

Estudio que critica principalmente aquellos trabajos que hablan sobre el mexicano, porque pareciera que sólo existen en las teorías y libros, pero no en la realidad. Además:
el mito del carácter nacional parecería que no tiene historia; parecería como si los valores nacionales hubieran ido cayendo del cielo patrio para integrarse a una sustancia unificadora en la que se bañan por igual y para siempre las almas de todos los mexicanos[1]
Para una sociedad a la que la modernidad y su presurosa industrialización necesitó forjarse un pensamiento sobre lo mexicano, un perfil de nacionalidad cohesionadora. Esta formación sirve como manera de legitimar un poder. Son una serie de lugares comunes.
La imagen que se crea del campesino es siempre la del ser dramático y víctima de la historia, se conforma como uno de los personajes más importantes del carácter mexicano. “Es interesante destacar que en el proceso de construcción e invención de la nación –y, por tanto, del carácter nacional- nos tropezamos siempre con una paradójica confrontación con lo “otro””[2].
Al adoptar la melancolía como uno de los pilares de la cultura mexicana, en realidad estamos adoptando un concepto de la historia universal. Además, el pensamiento occidental fundió las nociones de espacio y tiempo con las de progreso histórico. “Ciertamente así es, con una importante salvedad: que el tiempo occidental también es un tiempo mítico; sus mitos –diferentes a los de la cultura prehispánica- son precisamente los de la línea, el progreso, el futuro, el calendario gregoriano”[3]. Todas las maneras de acotar el tiempo, son una expresión de la forma cultural que las crea, de acuerdo con las necesidades que les dieron vida.
La época moderna intenta crear una bipolaridad de tiempos, considera que hubo un tiempo primigenio que es diferente en todos sentidos al moderno. La manera de pensar el tiempo en México, es la misma que se le atribuye a los campesinos, es decir una manera primitiva, para qué trabajar hoy si puede hacer lo mismo mañana, para los modernos, consideran que la pasividad sólo es un fenómeno que ocurre con los primitivos. “Para crear el mito del hombre moderno es necesario reconstruir al hombre primordial y originario; es necesario generar una conciencia trágica de la oposición entre el bárbaro y el civilizado”[4].
A pesar de lo que se crea, la sociedad moderna industrial capitalista no se funda sólo en la racionalidad, también crea y genera ritos, cultos y símbolos, nada más observar que Comte quería elaborar una nueva religión. Otro de los mitos, es la creación del hombre primigenio “que fecunda la cultura nacional y al mismo tiempo sirve de contraste para estimular la conciencia de la modernidad y el progreso nacionales”[5].
No podemos considerar que hay un sentimiento de inferioridad, como menciona Ramos y después Paz, porque eso primero es una concepción intelectual que no siempre aplica a la realidad y porque después, significaría que nuestra cultura surge inferior y siempre viendo como modelo a Europa.
La época de la Revolución fue importante porque constituyó el momento en el que los agachados van y pelean, se transforman. El mundo urbano ha olvidado sus raíces rurales. Aunque el hombre que ahí habita es un tanto borroso, es indispensable como elemento legitimador del nuevo Estado de la Revolución.
Después de la Revolución fue necesario crear un nuevo personaje mexicano que estuviera desencadenado por el mismo movimiento.
El nacionalismo desencadenado por la Revolución mexicana –en un tragicómico retorno al positivismo decimonónico- cree que las ruedas del Progreso y de la Historia se han puesto a rodar hacia un futuro nacional de bienestar. Se decreta que todo sufrimiento es, por tanto, injusto y esencialmente pasajero[6]
El mexicano de la modernidad está inmerso entre el patriotismo, la violencia, emotividad, al resentimiento, despecho y violencia. El proletariado ha surgido en la periferia, en una circunstancia en que una revolución industrial se agudizan los problemas de la opresión colonial. “Estamos frente a un fenómeno complicado: en algunos momentos históricos las clases dirigentes se apropian de lo que creen que es la cultura popular, y desarrollan un curioso mimentismo. De esta forma la cultura nacional bebe de las fuentes de la cultura popular”[7].
Los principales soportes del Estado no son los programas, sino por el contrario, las redes imaginarias, los mitos y la cultura nacional. “es preciso establecer una relación de necesaria correspondencia entre las peculiaridades de los habitantes de la nación y las formas que adquiere su gobierno”[8].

Bibliografía

BARTRA. Roger, La jaula de la melancolía: identidad y metamorfosis del mexicano, Grijalbo, México, 2007.


[1] BARTRA. Roger, La jaula de la melancolía, p.19
[2] Ibid, p.49
[3] Ibid, p.69
[4] Ibid, p.77
[5] Ibid, p.78
[6] Ibid, p.152
[7] Ibid, p.168
[8] Ibid, p.214

La era de la información. El poder de la identidad (II)


Castells prosigue su análisis sobre las identidades dentro del mundo global. Este libro es muy interesante, en tanto refleja muchas de las problemáticas que los estados tienen en el mundo contemporáneo.

 
LA ERA DE LA INFORMACIÓN: EL PODER DE LA IDENTIDAD

“[...] te puse delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia.”
Deuteronomio 30:19

Esta segunda parte del libro de Castells comienza con un apartado, referente a la familia y sus distintos tipos de cambios por las llamadas revoluciones sociales (de la mujer, de las tecnologías, de la liberación, etc.).
Todo lo anterior pone en un gran predicamento a la sociedad patriarcal, “estructura básica de todas las sociedades contemporáneas. Se caracteriza por la autoridad, impuesta desde la insituciones [sic] de los hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar”[1]
La transformación de la economía y el mercado laboral está en estrecha relación con la liberación de las mujeres, dándoles desde más oportunidad para conseguir educación hasta su consecuente empleo. Entonces trae como consecuencia que:

La primera es que, con frecuencia, la contribución financiera de la mujer se vuelve decisiva para el presupuesto familiar. Así pues, el poder de negociación femenino en el hogar aumenta de forma significativa. Para empezar, en el patriarcado estricto, la dominación de las mujeres por parte de los hombres afectaba a toda su existencia: su trabajo era crear hogar.[2]

Trayendo como consecuencia un desequilibrio en la familia patriarcal. Ante ese nuevo cambio, los hombres (al igual que muchas mujeres y niños) temen ante lo desconocido y actúan en consecuencia. Es decir no saben qué hacer cuando el poder económico, que era lo que los legitimaba para tener otros tipos de poderes en la familia, deja de ser exclusivamente de ellos, optando entonces por tres vías: el separatismo que explicaría el incremento acelerado de la tasa de divorcios, el homosexualismo y el tratar de convivir ambos sexos, con miedo sobre lo que vendrá.

En general, parece que en la mayoría de los países desarrollados, con las excepciones importantes de Japón y España, la familia patriarcal está en proceso de convertirse en una forma minoritaria del modo de vida de la gente.[3]

Existen múltiples factores para la crisis del patriarcalismo, no es sólo la liberación de la educación para la mujer y su consecución de empleos, también cabe mencionar el hecho de los múltiples nacimientos fuera del matrimonio, hijos en su mayoría cuidados por la madre, así como el retraso de la edad para casarse y el poco deseo que muchas mujeres tienen por ser madres.
Como se leyó antes, existen movimientos que tratan de recuperar aquellos valores, los del antiguo patriarcado, en el fundamentalismo cristiano, donde se llama que las mujeres deben ser sumisas y quedarse en el hogar.
Hay movimientos de aquellas mujeres que reveladas contra toda la figura patriarcal, hicieron el llamado feminismo que está en contra de esa autoridad, porque se les niega como personas, en donde además, su discurso está en la acción.[4]

Así pues, bajo la diversidad del feminismo, se encuentra una comunidad fundamental: el esfuerzo histórico, individual y colectivo, formal e informal, para redefinir la condición de la mujer en oposición directa al patriarcado.[5]

Es una tendencia, como se ve en las estadísticas ampliamente aceptada a nivel mundial, en EE.UU., donde hay movimientos feministas radicales y conservadores, en toda Europa, Asía y también un poco en América Latina. El considerar a las mujeres y sus derechos es un asunto primordial.
Los detractores del movimiento lo radicalizan y consideran a las feministas como lesbianas, manera de relación en pareja en que ambas partes son mujeres. Que todo trata de un odio exacerbado al hombre y que por esa razón no aceptan seguir ciertas ideas “naturales”. A lo que las feministas responden:

Comienza con la afirmación doble de que las mujeres son diferentes, sobre todo debido a su historia diferencial, y de que en todo caso sólo pueden reconstruir su identidad y encontrar sus propios caminos construyendo su propia comunidad. En muchos casos esto implica el deseo de separación de los hombres o al menos de las instituciones dominadas por éstos. Pero no lleva necesariamente al lesbianismo o al separatismo de los hombres.[6]

Hay que comprender que no sólo es un feminismo hay distintas maneras de comprender la identidad del ser feminista. Cada quien puede adoptar ese concepto teórico y adaptarlo a su realidad.
Así, pasamos a otro tema neural del texto, el poder del Estado en esta relación con la globalización. Pareciera que éste cada día se desdibuja más por el poder de las distintas redes de mercado, información y servicios.
La idea del Estado benefactor está cada vez más en desuso, pues los costes de mantener la seguridad social y otros aspectos por parte de las empresas es mayor, no pueden y no quieren asumirlo. El Estado tampoco. Poco a poco se desmantela toda la maquinaria que dio legitimidad a la industrialización en la primera mitad del siglo pasado.
Los medios de comunicación han crecido de forma exponencial desde el surgimiento de internet y el desarrollo de los distintos aparatos como la TV. Muchas veces las empresas hacen uso de éstos, para lograr las políticas o cambios que se deseen.
Éstos clamaba por una libertad de expresión, a partir de ahí lograban su legitimidad, que se traducía en anuncios publicitarios, es decir su mayor núcleo de generación de riquezas. Con más anunciantes y más credibilidad, hay más publicidad y riquezas, además de un mayor espectro de oyentes.
Apelan, ante todo, a la libertad de expresión, que ha sido ganada con muchos esfuerzos y que el que el Estado los controle sería como dar un retroceso en el proceso de las garantías individuales.

Todo intento de recortar la libertad de los medios tendrá un coste político, ya que la ciudadanía, no necesariamente quisquillosa en cuanto a la precisión de las noticias, defiende celosamente el privilegio de recibir información de fuentes que no estén sometidas al estado. Por este motivo, hasta los estados autoritarios están perdiendo la batalla sobre los medios de comunicación en la era de la información[7]

Así como los medios de comunicación en muchos casos escapan a la legislación por parte del Estado, también sucede lo mismo con internet. Los flujos de información tienen multiplicidad de partes de donde vienen. Es decir, no se puede saber quien realizó una página específica. Se intentó por ello restringir el acceso a internet, pues estratégicamente podía ser peligroso.
Ahora, muchas de las decisiones estatales se tienen que tomar en cuenta a los demás países, es parte de vivir en un mundo globalizado. Hay intereses de todos en todas partes. Se están formando tratados entre múltiples estados, como el TLC, MERCOSUR o la UE.
Por último, es necesario decir que:

El nuevo poder reside en los códigos de información y en las imágenes de representación en torno a los cuales las sociedades organizan sus instituciones y la gente construye sus vidas y decide su conducta. La sede de este poder es la mente de la gente.[8]

Bibliografía
Ø CASTELLS, Manuel. La era de la información, el poder de la identidad, Siglo Veintiuno Editores, 2001, México, pp.159-402.



[1] CASTELLS, Manuel. La era de la información, el poder de la identidad, p.159
[2] Ibid, p.199
[3] Ibid, p.180
[4] Para leer más sobre el tema, recomiendo BORDIEU, Piere. La dominación masculina. Comprender que la dominación masculina es un proceso que lleva siglos sino es que milenios de presentarse y que era construido tanto por los varones como por las mujeres.
[5] Ibid, p.202
[6] Ibid, p.222
[7] Ibid, p.286
[8] Ibid, p.399

La era de la información. El poder de la identidad. (I)

Prosigo con el análisis de Castells, ¿qué ocurre con las identidades en un mundo globalizado con tendencias a la homogeneización?


LA ERA DE LA INFORMACIÓN

José Antonio Marina

Este segundo tomo de la Era de la Información, El poder de la identidad, justo nos habla sobre el aspecto social que se conforma en la nueva sociedad tecnotrónica.

La oposición entre globalización e identidad está dando forma a nuestro mundo y nuestras vidas. La revolución de las tecnologías de la información y la reestructuración del capitalismo han inducido a una nueva forma de sociedad [...][1]

Cómo es que ahora entendemos lo social y conformamos nuestra identidad en un mundo que justamente ha perdido sus fronteras, que gracias a las nuevas maneras de comunicarnos y obtener información podemos acceder a planteamientos e ideologías de otras culturas y épocas.
Es entonces que por medio de las sociedades red se conforman nuevas identidades, se forjan desde la información y así se propagan alrededor del mundo. “[...] cada tipo de proceso de construcción de la identidad conduce a un resultado diferente en la constitución de la sociedad.”[2]
Existen tres tipos de identidades:
Ø Legitimadora: que es la introducida por las instituciones dominantes, podríamos plantear que a través de la llamada microfísica del poder de Foucault.
Ø Resistencia: con principios diferentes u opuestos a los que proponen las instituciones dominantes.
Ø Proyecto: cuando, basándose en los materiales culturales de los que disponen, construyen una nueva identidad que redefine su posición en la sociedad.
Cada una de estas identidades tiene unas características particulares, la primera genera a la sociedad civil, la segunda forma comunas y la identidad proyecto produce individuos.
A primera vista, no se ve tan mal formar individuos por medio del tercer tipo de identidad. ¿Cuál es el costo o facilidad para llegar a ser realmente individuos?.
Para empezar, podemos decir que las personas al tener acceso a tan diversas maneras de pensar, conformamos nuestra propia “batería” de ideas, las elaboramos y con ello nos convertimos en seres únicos.
Por otro lado, debemos ser conscientes que estar aislado de lo que sucede en el resto del planeta ha dejado de ser una opción. Estamos intercomunicados, las personas ante la instantaneidad pueden saber qué ocurre en otros lados, asuntos que muchas veces llegan a repercute en su, de forma directa o indirecta. Dependemos de tal manera de lo que los demás nos pueden ofrecer, que no es posible el ostracismo. Igual, habiendo tantas personas, llegamos a mostrar empatía por aquellos que también tienen preferencias por nuestras identidades adoptadas.
Así desde el nacimiento de las sociedades red, se ha dado un fenómeno, el de los fundamentalismos “el fundamentalismo es siempre reactivo, reaccionario”[3].
Son movimientos que al mismo tiempo que se expanden las ideas y maneras de ver el mundo, tratan de recuperar lo que “es suyo”.
Ahora, no podemos hablar de una identidad, como dijo el profesor Ricardo Pascoe Pierce en el foro de Gobernabilidd Democrática, cómo definir la soberanía en un mundo al cual se le desdibujan las fronteras. De igual manera, cómo definir nuestra identidad si tenemos importaciones de todos lados. ¿Qué es lo nuestro?.
Los movimientos globalifóbicos son una expresión de lo anterior, consideran como dañino en todos los términos (económico, político y social) a este proceso, el que las decisiones sean tomadas en beneficio de un conglomerado de países, no en beneficio de uno solo. Este tipo de reacciones es promulgada por los distintos medios de información, todo puede ser procesado por esto.

Así fue como surgió la paradoja de una política cada vez más local en un mundo estructurado por procesos cada vez más globales. [...] Para una identidad defensiva, una identidad de atrincheramiento de lo conocido contra el carácter impredecible de lo desconocido e incontrolable.[4]

Lo anterior, trae como problemas que bajo la consigna de “libertad de ideales” y de “no coartar la libertad de expresión”, todo tipo de ideologías se expresen en las redes de información. Desde el neonazismo, xenofobia, antisemitismo, hasta movimientos independistas como el catalán o etarra, todo fluye por estas autopistas de conocimiento.

Lentamente, pero de forma segura, Cataluña, junto con el País Vasco, están forzando a España a convertirse, a su pesar, en un estado federal muy descentralizado, ya que el resto de las regiones reclaman el mismo grado de autonomía y recursos que obtienen catalanes y vascos.[5]

No podemos negarles el acceso, pero por ello, ¿debemos aceptar todo lo que se nos presente?. El conocimiento de esta manera llega a ser abrumador, qué conocemos, quién lo está diciendo, con qué intenciones.
Muchas veces al no tener un conocimiento pleno de quién es el autor de las páginas de internet no podemos comprender a partir de qué punto de vista se está planteando el problema que investigamos.
Las interpretaciones que se un tema llega a tener son demasiadas. Es peligroso que el flujo de la información no tenga un filtro sobre lo que puede y debe pasar. Lo que debe ser permitido y si así pensamos, entramos en otro conflicto, ¿quién puede decir que es lo que se debe ver?. La globalización y la informacionalización, instituidas por las redes de riqueza, tecnología y poder están transformando nuestro mundo. Están ampliando nuestra capacidad productiva, nuestra creatividad cultural y nuestro potencial de comunicación”[6]

La información pasa y crea nuevas identidades, las personas tienen la opción de escoger entre gran variedad de éstas. Ahora el lenguaje puede formar parte de una identidad globalizada, como consideramos al inglés; pero al mismo tiempo, así como las personas reclaman un territorio que consideran como suyo, hay lenguajes que también consideran como propios, únicos y que los identifican.

¿Por qué es tan importante la lengua en la definición de la identidad catalana? [...] es el modo más fácil de extender y reproducir la población catalana sin recurrir a criterios de soberanía territorial que colisionarían necesariamente con la territorialidad del estado español.[7]

Movimientos tales como el de los zapatistas, la llamada primera guerrilla informacional y que utilizó a los medios como manera para que el contexto internacional lograse conocer la problemática y así evitaban represalias por parte del gobierno.
Otros movimientos son el movimiento patriota en los EE.UU., en donde a través de comunicados vía internet, fax y radio principalmente culpan al gobierno federal e ilegitimo de tratar de quitarles derechos inalienables como el portar armas de fuego y hacer que no tengan trabajo por permitir la entrada de inmigrantes.
Todos son movimientos que a partir de las distintas carreteras de la información tienen difusión y logran ser conocidos por nuevas personas, así es como logran una identificación con los demás, como se adoptan ideas que podrían parecernos ajenas (aunque en un mundo globalizado y consumista por excelencia, que idea que no pueda ser comercializada en mercancías o informaciones nos son ajenas).
Entonces, se forja un nuevo espacio público, como hablaría Wolton, ahora hay una multiplicidad de éstos, donde los tres sectores (los políticos, periodistas y opinión pública) pueden expresarse. Se  equipara el concepto de democracia con el de libertad de expresión, así es como discursos que plantean la destrucción de los demás se inserta en las ideas de las personas. ¿Justo o injusto?, es lo que sucede.
Así es el planteamiento que nos propone Castells, cómo nos forjamos una identidad en este mundo globalizado.

Bibliografía

Ø CASTELLS. Manuel, La era de la información: el poder de la identidad, Siglo Veintiuno Editores, 3° edición, 2001, p.21-158.



[1] CASTELLS, Manuel. La era de la información, el poder de la identidad, p.23
[2] Ibid, p.30
[3] Ibid, p.35
[4] Ibid, p.84
[5] Ibid, p.70
[6] Ibid, p.91
[7] Ibid, p.71